sábado, 13 de marzo de 2010

[Profecías del Descubrimiento, 2]

En su Historia de las Indias, Las Casas nota que Pseudo-Ambrosio suponía la existencia de naciones remotas cuya eventual conversión a la fe Dios, en sus ocultos juicios, tenía ya prevista (PL 51, 704).

Pedro de Aliaco, por otro lado -al igual que Aristóteles (De caelo et mundo II, 14, 298 a 9-12) y Averroes en su comentario-, consideraba que no es muy grande la distancia que debe haber entre el extremo occidental de España o de África y el oriental de la India.

En 1474, por otra parte, el cartógrafo Paolo dal Pozzo Toscanelli escribió a Colón una carta en la que describía la esplendidez de algunas ciudades y puertos de Oriente, animándolo a descubrir el camino para llegar a ellos. Y, más tarde, conversando con marineros, Colón obtuvo noticias sobre los que consideró indicios físicos de la India en el Atlántico: ciertos maderos labrados con curioso artificio, cañas gruesas, pinos, embarcaciones y cuerpos humanos de rasgos extraños, flotando a la deriva o apareciendo en las costas de las Azores.

Así, las noticias cartográficas y las relativas a indicios físicos se sumaron a las "profecías" de los antiguos, para confirmar en Colón la determinación de encontrar por occidente el camino a la India.

¿Qué se podía pensar que encontraría Colón? Muchos autores habían dudado desde antiguo, no ya de que se pudiera llegar a la India navegando hacia el Occidente, sino incluso de que se pudieran habitar los trópicos, como veremos próximamente.

-VZ

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