Realmente, ¿qué se celebra con este bicentenario? Doscientos años de América, sí, pero ¿qué América? Hace 3 millones de años la región, hoy conocida como América, ya estaba conformada como masa continental; hace alrededor de cuarenta mil años llegaron los primeros migrantes paleo-indios desde Asia para convertirse en los primeros pobladores del continente; alrededor del año dos mil trescientos a.C. los olmecas comenzaron la producción de piezas de alfarería; en 1325 se funda Tenochtitlán y en 1450 Machu Pichu; en 1492 el resto del mundo conocido se vuelve consciente de la existencia de este continente; el primer uso registrado para denominar «América» a esta masa terrestre es del 25 de abril de 1507; en 1810 tuvieron lugar las declaraciones de independencia de Argentina, Colombia y México.
Vuelvo a preguntar, doscientos años ¿de qué? Mi primer instinto me hace querer decir que celebrar el bicentenario de América implica celebrar la imposición del paradigma europeo, del que tanto nos jactamos, en su momento, de habernos independizado, porque implica obviar cualquier preexistencia cultural, social, etc. Ahora bien, no soy tan radical como para pensar que los españoles y demás europeos colonizadores son el diablo y que no hicieron más que asfixiar la semilla del crecimiento de los pueblos precolombinos al mismo tiempo que saqueaban las riquezas, abusaban de los habitantes e intentaban borrar cualquier atisbo de cultura autóctona, no, ni tampoco soy tan idealista como para decir que si no hubiera sido por la invasión europea, América (que quizá no se hubiera llamado así) sería la cúspide de la civilización, la tecnología y el desarrollo sustentable, porque en lo que a mí concierne, podría ser exactamente todo lo contrario.
Entonces, ¿qué celebramos? Yo, sinceramente, no lo sé; tampoco es que los americanos necesitemos muchas excusas para celebrar algo: si se puede comer, beber, o ambas, es digno de celebración. Quizá eso es precisamente lo que se celebra, la capacidad de hacer y la autodeterminación, ¿problema?, adquirir soberanía implica no tener quién te vigile, quien te subyugue, pero también no tener ya a quién echarle la culpa de todo lo malo que pasa. ¿Solución?, los gobernantes de esta nueva entidad soberana hacen lo que les da la gana, el pueblo lo pasa mal y no se le ocurre otra cosa que hacer celebraciones para distraerse de todo lo que pasa a su alrededor, ¿el verdadero problema? que la gente sigue pensando que es obligación y función de los gobernantes arreglarlo todo sin que el pueblo ponga nada de su parte, pero ya no es sólo que no ayude sino que la gente se enorgullece de los valores más negativos de la sociedad Americana, «México tranza y avanza», «yo tengo un primo que te lo consigue más barato», «dígame con cuánto nos podemos arreglar». La educación comienza en el individuo y de ahí radiará en círculos concéntricos en la medida en la que seamos conscientes de su importancia como agente de cambio, el único que, a mí parecer, puede hacer algo por revertir la situación que se vive hoy en día. ¿Es entonces una ofensa a nuestros antepasados celebrar el bicentenario de América? La ofensa es marginalizar las lenguas, las culturas, acaparar los recursos, ¿celebrar? eso rara vez ha hecho mal a nadie.
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