domingo, 22 de agosto de 2010

Variaciones sobre los Encierros, 2. Los primeros mundos

Al hablar con compañeros americanos en Pamplona, unos dicen: "se vive mejor aquí"; otros: "yo vivía mejor allá".

Al parecer, depende de qué esquema de "desarrollo" valoren más (cf. abajo: "Encierros de Pamplona: el primer mundo". –Hay que presuponer, para efectos de lo que aquí digo, que el mundo hispanoamericano ha adoptado, en general, un esquema de desarrollo de corte anglo-americano más que europeo o, para el caso, propio, como se sabe). Unos añoran el mega centro comercial climatizado, abierto domingos y festivos, con veinte salas de cine y, en su casa, el cine personal con sonido surround y quinientos canales. A otros les gusta la idea de caminar a su "trabajo" –llámese tesis o como sea– y, al regreso, pasar por la frutería de siempre a comprar cerezas o higos sin refrigerar, dependiendo de la temporada.

A los primeros les desespera que el Carrefour y El Corte Inglés cierren el domingo; no saben qué hacer consigo mismos un día entero, forzados a prescindir del esquema vital del liberalismo económico. Los segundos pueden aburrirse a veces, sobre todo en un principio, pero al fin y al cabo aprenden –aprendemos– que un buen paseo por la Ciudadela o por lo viejo –sobre todo si es con la novia, por ejemplo– tiene tanto y más encanto que emular la frenética y hueca rutina de consumo de nuestros lugares de origen (a la que, llegado el momento, volvemos aun a nuestro pesar...).

Algunos me decían que extrañaban su carro... quizá por el frío, o por el calor del breve verano pamplonés. Sobre el "primer mundo" de la "comodidad", por ahora sólo tengo una cosa que decir: cuando me atoro en el tráfico, encerrado en mi carrito con música y aire acondicionado, recuerdo: "y pensar que, en Pamplona, salía de mi casa caminando...". Y por una pradera llegaba a mi "trabajo".

Disfruten.
¡Salud!
vic

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