Me lo contaron así: la prehistoria iruñean es terrible y dura tres años. Luego comienza el Siglo de Oro, que no alcanza ni un instante más allá del quinto año. Después viene la enfermedad mortal, sólo curable por la salida. Insisto: esto me lo han contado. Por supuesto, están implicadas antes las expectativas del sujeto.
Éstas pueden ser objetivas o subjetivas. Objetivamente, Europa: cultura y sociedad (TM). (O lo que sea que tenga que ver Pamplona con Europa, según ésta se entiende a sí misma como plural-inclusiva.) Subjetivamente, puede encontrarse a sí mismo: desdibujado su horizonte, queda sólo el sujeto.
También puede alienarse en lo que quiera.
Newman decía que los tres años de estudios en Oxford eran una metáfora de la vida: juventud, madurez, vejez. Por supuesto, esto fue antes de que Oxford se rindiera a Napoleón, al que Tolstoy pintaba como un ego incontenible, a-histórico. Como la encarnación individual de Bolonia y los burocratismos.
El Oxford de Newman era emblemático, icónico: la integración universitaria total. Los lectores y los tutores, la residencia en colegios, la federación universitaria, hacía del todo una integración personal: teórica y vital.
ResponderEliminarPero hoy venimos y nos encontramos en una "inmersión ex-tática": estamos pro-yectados en desintegración. La desintegración no viene objetivamente dada a priori, es una elección y una conquista subjetiva.
O sea que nos metemos a una biblioteca, no a una vida universitaria.
ResponderEliminarFe de erratas
ResponderEliminarPor cierto: el segundo párrafo del primer comentario dice: "La desintegración no viene objetivamente dada a priori, es una elección y una conquista subjetiva.
Debe decir: "La integración no vienen dada objetivamente a priori: es una elección y conquista subjetiva".