[Aunque quizá el buen Kant tenía informaciones extrañas.]
Los pueblos bárbaros no envuelven en mantillas a sus niños. Los salvajes de América, por ejemplo, hacen para sus hijos hoyos en la tierra; cubren el fondo con polvo de los árboles carcomidos para que absorba la orina y demás secreciones y permanezcan secos los niños, y, después, los cubren con hojas; pero, por lo demás, les dejan el libre uso de sus miembros.
Nosotros envolvemos a los niños como momias por nuestra pura comodidad, para no cuidar de que se hagan daño; lo que, no obstante, sucede con las mantillas, que además les causan mucho temor y les hacen caer en una especie de desesperación, impidiéndoles a menudo hacer uso de sus miembros; se cree entonces poder apagar sus gritos con meras palabras; pero que se envuelva tan sólo una vez a un hombre, y se verá si no grita también y no cae en la angustia y en la desesperación.
Inmanuel Kant, Sobre pedagogía (1803)
Inmanuel Kant, Sobre pedagogía (1803)
Sí recuerdo algo así en mi niñez. Aunque no eran actos de mis padres. Eran de los bárbaros, entupidos compañeros de la escuela primaria a la que asistía. Sí, efectivamente te llenaban de polvo de los árboles. (También conocidos como polvos pica-pica) Pero de mantillas nada, en América, usamos pañales.-
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