[Antecedentes del Descubrimiento, 1]
¿Qué sabían los antiguos del Nuevo Mundo?
Aunque no lo conocieron, hay, tanto en las letras sagradas como en las profanas, sospechas sobre la existencia de un orbe desconocido para la antigüedad indoeuropea. Bartolomé de las Casas (1484-1566) y José de Acosta (1540-1600), entre otros, hicieron memoria de las que podríamos llamar "profecías" del Descubrimiento.
Séneca, por ejemplo, afirma, en su tragedia Medea, que
Tras luengos años verná
un siglo nuevo y dichoso
que al Océano anchuroso
sus límites pasará.
Descubrirán grande tierra,
verán otro Nuevo Mundo
navegando el gran profundo
que agora el paso nos cierra.
La Thule tan afamada
como del mundo postrera,
quedará en esta carrera
por muy cercana contada.
Las Casas, fuente de primera mano en asuntos colombinos -y quien nos legó la única versión que se conserva de los Diarios de Colón-, anota que tales "profecías" influyeron decisivamente en la determinación del descubridor de ir a buscar nuevas tierras allende el Atlántico.
¿Qué otros indicios pudo obtener Colón de que se alcanzarían las Indias navegando hacia el Occidente? Su fértil imaginación no requería indicaciones demasiado explícitas y, así, también del Antiguo Testamento tomó estimulantes sugerencias al respecto, como veremos próximamente.
V. Z.
miércoles, 24 de febrero de 2010
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¡Profecías! Son lo mejor.
ResponderEliminarEn la Oración a Constantino, un apéndice a la Vida de Constantino de Eusebio de Cesarea, se destaca por vez primera la conexión entre la cuarta Bucólica de Virgilio e Isaías 11,6.
El texto de Virgilio:
magnus ab integro saeclorum nascitur ordo:
iam redit et Virgo, redeunt Saturnia regna;
iam nova progenies caelo demittitur alto.
Tu modo nascenti puero, quo ferrea primum
desinet ac toto surget gens aurea mundo,
casta fave Lucina: tuus iam regnat Apollo.
ya empieza de nuevo una serie de grandes siglos. Ya vuelven la virgen Astrea y los tiempos en que reinó Saturno; ya una nueva raza desciende del alto cielo. Tú, ¡oh casta Lucina!, favorece al recién nacido infante, con el cual concluirá, lo primero, la edad de hierro y empezará la de oro en todo el mundo; ya reina tu Apolo.